La BMW Scrambler es la última heredera del ADN comercializada hasta el momento de la ya icónica Nine T , porque desde luego no será la última. En los recientes salones otoñales ya se nos adelantaron algunas otras preciosidades, pero centrémonos en la prueba que nos toca ahora, la BMW NineT Scrambler.
Los chicos de BMW han tenido la suerte de los campeones, que es la que te encuentras cuando tú mismo planeas y trabajas tu destino. En el momento de la presentación de la Nine T hace ya casi 3 años, se encontraban ya con una demanda de unidades que multiplicaba por cuatro la cantidad de unidades previstas inicialmente como una serie limitada… Pero no todo era tan fácil. No solamente es que hubieran sacado una moto bonita (posiblemente la más bonita fabricada de serie por BMW), que además iba bien y de paso les permitía aprovechar todo el excedente del último motor bóxer refrigerado por aire cuando ya se había presentado la nueva GS “de agua”. No, la NineT fue la culminación de una solicitud que durante años habían pedido muchos países como España, Alemania o Francia, que no era ni más ni menos que una moto estilo “vintage” de gran cilindrada y con toda la tecnología y nombre de la marca.
Desde luego, su éxito desbordó todas las previsiones porque, entre otras cosas, vió la luz justo en el momento en que la moda “retrovintageclásica” (así, todo junto) estaba a punto de estallar. Ya desde el principio se diseñó para poder ser customizada y personalizada por cualquier preparador, algo que hasta ese momento se enfrentaba literalmente a la filosofía de BMW.
Bien, pues aparte del modelo Roadster básico, estaba claro que la filosofía Scrambler tenía que aparecer por algún sitio y algún momento, porque pocas “subespecies” de motos se relacionan tanto con la época clásica como años 50 y 60 como las Scrambler. De hecho, todas las marcas tuvieron un modelo de este tipo, y concretamente BMW tuvo el año 1951 la R 68 que permitía montar el típico dos en uno lateral elevado en lugar del tradicional escape de serie.
En una época en que las motos eran mucho más básicas que ahora, cambiando el recorrido de la amortiguación por uno más largo y colocando llantas de mayor diámetro y ruedas de tacos, se había rediseñado una Scrambler. Los más listos pensaréis que, básicamente, es lo mismo que llevan un tiempo haciendo las marcas actualmente y se llama trail. Pues sí, efectivamente, tenéis razón: aprovechar la base de una moto fundamentalmente de carretera para lograr poderse mover también por campo o vías anchas fuera del asfalto. Lo que muchos llamarían la moto total.
Lo que ocurre es que el término y la filosofía Scrambler tienen un diseño y un nombre que inmediatamente nos transporta a imágenes en blanco y negro o color sepia, y unos tiempos que ahora son recordados con nostalgia. Por eso, ahora nos encontramos con muchos modelos con este “apellido” Scrambler en marcas que hace décadas que dejaron de tenerlo en sus catálogos.
Además, en el caso de BMW, es la marca reina indiscutible del segmento de las grandes trail con su 1200 GS y durante años lo fue también de las medias con su monocilíndrico 650, así que no se podía dejar pasar la oportunidad.
¿Y cómo se ha ganado la NineT la noble denominación Scrambler? Pues siguiendo la fórmula habitual de alargar el recorrido de la amortiguación hasta los 125 mm delante y 140 detrás, y aquí tenemos que comentar el hecho de que en la NineT original se usó una horquilla invertida igual exteriormente a la de la superbike S 1000 RR, mientras que aquí se ha preferido una convencional con protecciones de fuelle para la barra. También elevando el manillar y ensanchándolo considerablemente, además de reducir acolchamiento y estrechar el precioso asiento cosido a rectángulos como hace décadas y forrado en cuero envejecido. Además, las estriberas se han bajado y atrasado. Sobre la ergonomía resultante, ya os lo comento más tarde.
Las llantas, como no podía ser de otra manera, son ahora de 19 pulgadas delante (lógico pensando alguna posible escapada campera) frente a la de 17 trasera, con neumáticos de 120 y 170 respectivamente. De serie son de aleación, pero se pueden cambiar por unas preciosas llantas de radios del catálogo oficial de la marca que permiten usar neumáticos tubeless.
En cuanto al motor, es nuestro viejo amigo el bóxer refrigerado por aire y aceite de última generación con 110 cv a 7.750 rpm, y un par de 116 Nm a 6.000 revoluciones. Por supuesto, se ha retocado la alimentación convenientemente para adecuarlo a las emisiones necesarias para pasar la Euro4, y para responder como debe ante el nuevo, precioso y espectacular doble escape lateral elevado. En nuestro caso, suerte de los periodistas, la unidad de pruebas disfrutaba del fabricado por Akrapovic que se puede elegir si eres un fanático de las “chuches” de lujo.
En cuanto lo demás, puedes verlo bien en las fotos. El alto manillar, la horquilla más estrecha y el delegado asiento la hacen más esbelta, mientras que detalles como el color metálico y faro redondo le dan el toque clásico que combinan de una manera casi mágica el diseño clásico con elegancia y una belleza tan espectacular que la gente te para en los semáforos para poder ser una foto con ella. Y no exagero.
Y ahora que ya sabes todo sobre la Scrambler de BMW, seguro que estás ansios@ esperando a saber como va en marcha, de leer nuestra pueba
¡Pues no esperes más! Aquí la tienes. Pincha aquí para seguir nuestra prueba, y verás lo que los alemanes hacen con una moto de estética retro y tecnología del siglo XXI.