Pingüinos fue una reunión mítica, creada por un grupo de gente que creía en las motos y el espíritu de una concentración de motos. Por cosas de esas que solamente pueden ocurrir en un país como España, primero la prohibieron y después, justo desde dentro del mismo grupo organizador, surgió un incomprensible boicot que ha torpedeado la mayor reunión de motos invernales del mundo. No hay una concentración, sino tres en dos fines de semana. ¿Cómo se ha llegado a esto?
Tres concentraciones en dos fines de semana Las más importantes concentraciones de motos han llegado. Como en España somos como somos, teniendo uno de los países más soleados de Europa y una potencia turística, las tres grandes reuniones motoristas se concentran en invierno, prácticamente nueve días, y dos de ellas el mismo fin de semana. Definitivamente, es una guerra sin sentido. Sin sentido, pero tiene su explicación. Analicemos cada una de las tres concentraciones, su origen, que persona fue el espíritu original de una de ellas, y como incomprensiblemente se dividieron en tres. Complicado y largo, pero intentaremos explicarlo.
PINGUINOS: la gran traición Pingüinos comenzó a principios de los 80, concretamente en 1981, aunque algunos años antes ya había una persona que había organizado reuniones motoristas por Valladolid. Esta persona fue Mariano Parellada, que fue el alma de la concentración motorista Pingüinos hasta el año 2014. El y su gente, especialmente su mujer Maite, la fueron haciendo cada vez más grande y conocida, hasta llegar a ser un verdadero evento turístico internacional. Yo fui por primera vez en el año 1988, y desde entonces no he dejado de ir ni un solo año. Al principio como aficionado, con mi moto, mis amigos y mi tienda de campaña, y desde el 1993 como periodista, por lo creo tener elementos de juicio sobre cómo y por qué creció tanto. Lo hizo porque Mariano y su gente son motoristas, concretamente mototuristas, y eso que tuvieron que luchar con la multitud de ataques que tiene toda iniciativa con éxito. Por ejemplo, en el año 1995 ya hubo una “concentración paralela” celebrada en Valladolid organizada por una escisión de Turismoto, el club original. Como sabrás, la iniciativa tuvo tanto éxito que no se volvió a saber de ella. Por otro lado, tras lustros de organizarse en Tordesillas, la falta de ayuda del Ayuntamiento – que nunca creyó que Mariano y su concentración se atrevieran a cambiar de sitio- se cambió al pueblo de Boecillo. Tras eso, en Todesillas buscaron como fuera a aficionados para organizar una concentración de motos para no perder el evento, y más mal que bien, así nació Motauros… pero de eso hablamos en otro apartado. Lo cierto es que un fanático ecologista (así, como suena) empezó a atacar Pingüinos – reunión en que nunca había habido el más mínimo problema real al respecto– y busca su prohibición. Increíblemente lo consigue, y son ello la pérdida de millones de euros de turismo en la zona. Pero no solo eso, sino que la persona que lleva las cuentas en Turismoto usa un truco legal (largo de explicar aquí) por el que logra hacerse con el nombre del club y los derechos de imagen de Pingüinos, echando a todo el grupo de organizadores históricos. Esta persona se alía con un alcalde de Valladolid recién elegido para invertir casi 400.000 euros del Ayuntamiento (cuando antes no le costaba un duro al consistorio) y fomentar la “nueva Pingüinos” como si tratase de unas fiestas patronales, potenciando los conciertos y similares, pero organizando mal toda la base de lo que realmente se supone que es Pingüinos. O sea, una concentración de motos. Por ejemplo, unos de los roces de Mariano Parellada con el alcalde fue no encontrar un sitio adecuado para la acampada, porque consideraba que el enclave cedido por el Ayuntamiento no era seguro en caso de lluvia o nieve. El día de la concentración llovió… y fue imposible acampar. Esto, entre otras cosas, hizo que este primer “nuevo Pingüinos” – no denominado así aún en el 2016 por cuestiones legales – fuera un fracaso con menos de una cuarta parte de los inscritos la última edición 2014 organizada por Mariano Parellada. Este 2017, dirigido por la persona que se quedó con los derechos de imagen de la concentración y el nombre del Motoclub, ya se vuelve a llamar Pingüinos y a usar el logo que nos ha acompañado a los motoristas durante más de 30 años. No obstante, no cuenta con nadie con experiencia en organización de este tipo de grandes (y complicados, por el clima) eventos motoristas, aunque si tiene mucho experto en fiestas patronales y de pueblo. Este año, la inversión del Ayuntamiento es mayor- cercano al medio millón de euros- pero detalles como el centro de acampada son prácticamente los mismos.
Motauros: los supervivientes Cuando Mariano Parellada organizaba Pingüinos en el área de Valdegalindo de Tordesillas, pidió ayuda al Ayuntamiento, sobre todo logística en caso de problemas climáticos. Este se negaba arguyendo que no hacía falta… aunque la concentración dejaba en el pueblo castellano más de 4 millones de euros en dos días. Pero ocurrió lo que tenía que ocurrir, y la edición de 1999 fue un infierno. Tuve la suerte (o no…) de estar allí, y hacía tanto frío que ni las cámaras disparaban porque se congelaban. Llovió tanto que las motos se hundían literalmente en el barro, y la mitad de las carreteras de España estaban cerradas por nieve. Para la siguiente edición, la organización pidió ayuda para prevenir problemas, y el ayuntamiento de nuevo volvió a negarse, tras lo cual Mariano y su gente cambiaron el evento a Boecillo. Lógicamente, toda la industria hotelera y de restauración de Tordesillas de echó encima al Ayuntamiento por haber permitido la “fuga” de su mayor fuente de ingresos anual, y este decidió buscar a colaboradores para organizar un evento motorista y no perder la imagen del “pueblo de las motos”. Comenzó con muchos fallos de organización, a pesar de que la experiencia ya estaba aprendida de todos los años de Pingüinos allí. No obstante, lo cierto es que ha sobrevivido todos estos años, entre otras cosas por la inversión de esa industria turística y de restauración que negaron en su momento la ayuda a la anterior concentración. Después de todos los problemas de la gran Pingüinos, y su nueva directiva que no ha sabido de momento reflotarla, lo cierto es que Motauros cuenta con el área de Valdegalindo que es una zona perfecta para la concentración, tiene ya su público, y con el cambio de fecha parece haber tomado cierta imagen de “temperamento propio” y no la hermana pobre de otra concentración… y en 2016 fue la que más inscritos tuvo con casi 1500 inscritos. Lejos de los 30.000 inscritos que consiguió el grupo de Mariano Parellada en Pingüinos (participantes aparte), pero está claro que ya tiene un peso más que importante.
La leyenda continúa: una nueva esperanza Si, como la Guerra de las Galaxias original: Una nueva Esperanza. Mariano Parellada y toda la organización histórica de Pingüinos vieron como la concentración que llevaban organizando décadas iba a ser totalmente desvirtuada, por lo que decidieron empezar de nuevo. Con todo muy claro respecto a que y cómo tenían que hacer las cosas, pensaron en el pueblo de Cantalejo –pueblo de Segovia situado a unos 125 km de Madrid, 50 de Segovia y 70 de Valladolid- porque ya lo conocían y sabían de sus posibilidades para albergar una gran concentración de motos. Casi sin tiempo, el pasado 2016 congregó a la prensa para presentar La leyenda Continúa, su nueva concentración. El lugar tiene un gran bosque con camping y una zona perfecta para aparcar. En esa primera y apresurada edición se logró la muy buena cifra, dadas las circunstancias, de 3000 inscritos que sin duda se superarán este 2017. No obstante, los que el año pasado estuvimos allí y también en los “nuevos Pingüinos” de Valladolid, podemos asegurar que Cantalejo tuvo el “saber hacer” y el espíritu de moto del que su llamémosle “rival” ni siquiera sueña. Quizá sea porque sus organizadores con también motoristas y viajeros…
Conclusión He intentado mantenerme lo más imparcial posible mientras escribía el texto que acabas de leer, y basarme todo lo posible en datos y mis experiencias en estos años. Lo que como periodista y motorista si quiero que quede claro es que Mariano Parellada y su equipo han sido el alma y el origen de las tres grandes concentraciones de motos que hay en este país. Los chicos de Motauros se aprovecharon de la experiencia de años y años de Pingüinos allí, y no cabe duda de que le han sacado su fruto, pero sin Mariano no hubiera existido. Sobre los nuevos Pingüinos que se celebran en Valladolid, todo lo que son se lo deben al esfuerzo de Mariano y su gente. Por otro lado, tras declaraciones del alcalde de Valladolid del tipo “a Cantalejo solo van sus amigos”, tendría que contar con que 3.000 inscritos para una primera edición son muchos amigos, y que NUNCA una concentración de motos organizada en una capital ha triunfado. Nunca. Lo importante es que si eres motorista y te apetece ir a una de ellas, no te las pierdas. Como decía un buen amigo mío, lo más importante es montar hacia donde quieras.