Yamaha ha creado un filón de buenas motos con la familia MT, y una excelente muestra de ello es la Yamaha Tracer 900 GT. Esta moto tiene ese mágico equilibrio…

Foto: #MarkBerdomas @enfoqueatres @mamuts_es

Yamaha tuvo la gran idea en el 2015 de crear una familia de motos naked variada pero a la vez compacta: un bicilíndrico de 750 cm³, un tricilíndrico de 900 y la gran 1000 de cuatro cilindros heredada de la superbike R1. Todas ellas impulsarían nuevos miembros de la familia MT (Master of Torque) y una serie de sport turismo ligeras que serían las Tracer. Todos esos motores se han mostrado brillantes, sólidos y con unas parte ciclo envidiables, por lo que han sido realmente un éxito de ventas. Por ejemplo, para el año pasado ya se habían vendido 35.000 Tracer 900, lo que demuestra la fuerza que tiene el segmento de sport turismo ligero.

Por eso, Yamaha ha tenido a bien desarrollar una evolución GT que ahora probamos. Con las características de las Tracer respecto a las más deportivas MT (amortiguaciones más cómodas, manillar es algo más elevados, etc.), se han sumado un buen montón de complementos para hacerla aún más turística pero sin perder ese toque sport, divertido y ágil y que hace de ella una moto para disfrutar en cualquier momento.

PRUEBA YAMAHA TRACER 900 GT: GRAN TURISMO

¿Qué hace que una moto pase de sport turismo a GT? Pues básicamente que es más capaz de viajar, por lo que necesita más complementos. Por eso esta Tracer tiene unas buenas maletas de serie, que  son seguras, extraíbles y se nota que están exclusivamente hechas parta este modelo, no como otras “GT” que son modelos generalistas adaptados y sobresalen demasiado.

También el cuadro de instrumentos es una fina y espectacular pantalla TFT. En cuanto a la ergonomía, la pantalla frontal es regulable manualmente y la amortiguación regulable mediante un pomo externo, algo importante para poder ajustar el hundimiento a una moto con carga muy variable dependiendo de la situación (sin maletas, con las maletas llenas, con pasajero, etc.). Y para cuando estás rodando, tenemos un sistema de cambio semiautomático para subir marchas (shifter, no para bajarlas) y un control de velocidad muy útil en largos viajes que se puede activar en las tres últimas marchas. Como guinda, un complemento que logran derroteros saben valorar su gusto: puños calefactores regulables en tres posiciones.

Y en cuanto a la base, cuenta con el motor del cilíndrico que ya conocíamos de otras motos como la fantástica Yamaha MT 09 SP (cuya prueba puedes LEER AQUÍ) que probamos hace poco, que a pesar de declarar 900 cm³ es prácticamente un “ocho y medio” con 847 cm³ reales. Declara 115 cv a 10.000 revoluciones y un par de 87.5Nm a 8. 500 con la inscripción CP3, que indica que incorpora la tecnologías Crossplane heredada de las R1 pero aquí en un motor de 3 cilindros.

El chasis es también un doble viga muy simple de aluminio con horquilla invertida, con amortiguador trasero con basculante también de aluminio y llantas de 17 pulgadas de 120 y 180 mm de ancho delante y detrás. Por otro lado, a pesar de su compacidad, el depósito tiene capacidad para ni más ni menos que 18 l, lo cual consigue mejorar ostensiblemente la autonomía.

Eso sí, lo importante es toda su equipación electrónica precisamente para potenciar su faceta turística la han equipado con multitud ayudas aparte de las que hemos comentado antes, como tres curvas de potencia diferentes o tres niveles de control de tracción. Todo esto hace que las piñas estén superpobladas y llenas de botones, joystick y regulaciones variadas.

PRUEBA YAMAHA TRACER 900 GT: ¿RUTERA Y DIVERTIDA AL TIEMPO?

Parece (y es) compacta y estrecha, pero una vez te montas te das cuenta que realmente cómoda y está bien pensada para protegerte de los elementos. Por ejemplo, está GT también incorpora protectores de manetas que, junto con la pantalla regulable (estrecha pero eficaz) desvía bien el aire del piloto.

Introduces la llave en una cerradura muy escondida, con lo que por ejemplo con guantes de invierno te costará algo de trabajo. Una vez lo has conseguido, presionas el botón de arranque y el peculiar motor de un tricilíndrico te invade, y mientras va cogiendo temperatura abro las maletas para introducir algunas cosas. Están bien pensadas y son sólidas, pero son algo estrechas porque la “unidad de medida universal del motorista” (que es un casco integral) no cabe. Aquí echo de menos que tuviesen un sistema de anchura variable, como algunas de la competencia, para mantener la aerodinámica cuando estén vacías y tener más capacidad de carga cuando la necesites.

Bien, me monto, presiono la maneta del embrague y meto primera. Para salir notas el clásico tacto algo áspero de los motores tricilíndricos deportivos (o al menos sport, como en este caso) para iniciar la marcha, y eso que Yamaha ha logrado un motor mucho más suave que parte de su competencia. Eso sí, su capacidad de recuperación desde bajos y medios sigue siendo impresionante aunque sigo rodando en ciudad. El cambio semiautomático necesita que subas hasta al menos 4. 000 revoluciones para que la marcha entre bien sin hacer ningún “clonk”, pero aquí no importa mucho porque donde realmente explota sus ventajas es en conducción deportiva.

Si sigues en ciudad, la estrechez y la manejabilidad general la hacen una muy buena moto para uso diario, porque incluso con las maletas la anchura sube muy poco y, aunque estés pasando entre coches, con el ancho de los manillares tienes la referencia para no rozar las con alguna carrocería.

Y salimos a carretera. Aquí sí que se disfruta realmente porque, haciendo honor a su nombre, es realmente cómoda en autopista y carretera general, en carreteras secundarias y de curvas es una verdadera máquina de diversión. Estrecha, estable y con un motor que te permite hacer zonas enlazadas de curvas sin cambiar gracias al par y el empuje de los tres cilindros. Además, su capacidad de recuperación y aceleración hacia la salida de una curva es totalmente demoledora, sorprendente aunque hayas probado otros motores similares… y un poco más controlabe que aquellos. Si eso fuera poco, el buen hacer del control de tracción te permite acelerar con la seguridad de que no perderás la rueda trasera ¡Realmente adrenalínico!

La amortiguación se anuncia mejorada respecto a la Tracer normal, pero incluso así, cuando empiezas apretar el ritmo o llevas carga, no estaría de más un poco más de dureza disponible sobre todo en el amortiguador trasero. Además, la amortiguación me parece más larga que en otros modelos con la misma base (MT, por ejemplo) aunque declara un recorrido de horquilla igual de 137 mm.

Notas que se queda un punto más inclinada de lo normal cuando la dejas en la pata de cabra, aunque esto no deja de ser anecdótico porque, entre otras cosas, esta GT también incorpora caballete central de serie. Y más elementos de comodidad nos encontramos con un buen acolchamiento en el punto de unión del depósito con el asiento, además de que éste es regulable en dos niveles. Sin duda, un pequeño gran detalle.

Algo a lo que te debes acostumbrar es la accesibilidad a todos los botones y regulaciones de las piñas. Está todo muy abigarrado y habituales como presionar el intermitente no son fáciles con guantes de invierno

PRUEBA YAMAHA TRACER 900 GT: PUNTO FINAL.

Lo bueno de las pantallas TFT, entre otras cosas, es el perfecto control que puedes tener sobre cualquier parámetro de la moto. Por ejemplo, el nivel de gasolina, la autonomía, los kilómetros parciales y totales y el consumo instantáneo y medio. Así pudimos comprobar, junto con las medidas habituales cuando repasábamos, que el consumo era de 6,5 l a plena carga y a buen ritmo en autopista, o conducción deportiva en zona reviradas. Si ruedas en ciudad o tranquilo, puedes usar el modo B que suaviza el tacto del motor y lo vuelve más dosificable, además de consumir algo menos rondando los 5 l.

Sin duda, el trabajo de Yamaha ha sido impecable con esta gama Tracer y en concreto con esta GT. Aunque su precio se eleva hasta los 13.299 euros. (La básica cuesta 11.499, por ejemplo) realmente es la elección perfecta para el que quiera una moto para todo. Viajando tiene capacidad de carga, buena protección con buena autonomía y bajo consumo. Si quieres zonas de curvas con amigos o incluso algún cursillo en circuito, le quitas las maletas, y regulas la curva de potencia más deportiva y el control de tracción menos intrusivo. ¡Aquí tienes, una naked sport!

Así, Yamaha ha creado la moto con el equilibrio perfecto para todo lo que quieras hacer cuando lo quieras hacer.

Prueba Yamaha Tracer 900 GT: LIKE-NO LIKE

LIKE: motor. Polivalencia. Tecnología electrónica efectiva y fácil de regular.

NO LIKE: no cabe un casco en las maletas. Piñas difíciles de manejar con guantes de invierno. Pantalla estrecha