En Macbor crean motos bien hechas, bonitas, fiables y a unos precios muy, muy atractivos. Aquí probamos un ejemplo perfecto: la retro Scrambler asfáltica Macbor Eight Mile 500 STR.

Equipación: chaqueta y pantalón vaqquero moto Moore. Casco Origine.

Macbor tiene un amplio catálogo de 125 de todo tipo: trail, café racer, sport, naked… e incluso alguna 250, pero en el mundo de las motos “más grandes” ha tardado un poco más. El año pasado ya presentó la excelente y bien desarrollada (por eso se ha vendido tan bien) trail Montana XR5, una 500 bicilíndrica twin de 471 cc., el mismo motor de las Honda CB500 y todas sus hermanas, fabricado por Loncin. Sobre su comportamiento poco podemos decir que no dijéramos en la presentación y la prueba de la Montana, aunque ya hablaremos más adelante.

El caso es que, son la misma base de la trail, se ha desarrollado una pareja de preciosas scrambler… Claro que aquí llega el momento de definir qué es una scrambler. Bien, antes de que llegase al mundo de la moto el término trail (es decir, moto con porte de gran moto “off road” que también es perfecta para rodar por carretera y en especial para rutear), se llamaban Scrambler. En aquella época (o sea, antes de los 80, que es realmente cuando aparecieron las trail tal y como las conocemos ahora), con prácticamente una misma base de chasis y de motor, con cambios de llantas de aleación a otras con radios, longitud de la amortiguación, etc.

Pues esta filosofía es la recogida por los chicos de Macbor. Se coge la base de la XR5 Montana, se crea un diseño neo-retro y se consigue un producto atractivo, vendible, de excelente comportamiento y buen precio. Bueno, más que UN producto deberíamos decir DOS, porque la familia Scrambler Eight Mile 500 de Macbor tiene dos miembros: la STR de Street (que es la que probamos aquí) y la SCR  de Scrambler, su hermana de orientación algo más campera gracias a pequeños detalles como llanta delantera de 19. Ya escribimos sobre ellas en el momento de su presentación hace pocos meses, como puedes ver pinchando aquí.

Aquí puedes encontrar toda la información sobre las dos motos, por lo que no profundizaremos mucho más en el tema técnico, pero centrémonos en la protagonista de esta prueba, la STR. Con este motor bicilíndrico y el mismo chasis doble cuna que ya conocíamos de la XR5 Montana, equipo horquilla invertida de 41 mm y amortiguador trasero Kayaba. En cuanto a las llantas, y esa es otra de las diferencias respecto a su hermana SCR, es que son de 17 pulgadas detrás y 18 delante con neumáticos de 160 y 110 mm de ancho, con llantas de aleación en lugar de radios.

No cuenta con grandes ayudas electrónicas aparte del obligatorio ABS, que cuenta con el “extra” de ser desconectable delante y/o detrás. Por cierto, el equipo de frenos es Nissin con pinza de cuatro pistones y 3 discos Wave.

PRUEBA MACBOR EIGHT MILE 500 STR ¿TODOTERRRENO?

La Macbor Eight Mile STR se te antoja como tu moto de toda la vida en cuanto te montas sobre ella. La posición es cómoda, el manillar elevado y ancho, las líneas sencillas  y, por otro lado, la ausencia de electrónica te evita ver piñas súper saturadas de botones cuyo funcionamiento y funciones te tienes que aprender durante varios días. En cuanto a la estética, llama la atención su basculante monobrazo, sus dos escapes paralelos a la derecha y su su faro redondo, clásico de base pero con un toque moderno, te recuerda a toda la nueva generación de “neo scrambler clásicas” como la Ducati, pero básicamente más sencilla… y todo a un precio excepcional, porque se queda en 6.299 euros. De todas maneras, yo fui el primer sorprendido de lo que le gusta a la mayoría de la gente, recibiendo alabanzas de personas al verla aparcada que se quedaban prendadas de su limpieza de líneas y su diseño general, cuando yo era el primero que pensaba que sería una moto más de nicho y que calaría en mucho menos público ¡Sorpresas te da la vida!


Nada más presionar el botón de arranque el motor cobra vida ronroneando como un gatito. A pesar de, por supuesto, pasar holgadamente la norma Euro 5, el control de la termodinámica interna para arrancar y tener un tacto excelente a bajas y medias revoluciones, algo de lo que pecan muchos otros modelos y motores con tiempo de diseño sus espaldas. Y este buen trabajo está directamente hecho por el desarrollo de la propia marca, como el de otras que también han adquirido y comercializan este motor HondaLoncin en sus trail o naked medias… solo que el grupo Bordoy, dueño de Macbor, parece haberlo hecho mejor. Precisamente en bajos y medios, en otros muchos modelos las notas un tacto un tanto, digamos, errático. En cambio aquí es todo suavidad, progresividad y un motor lleno y siempre dispuesto a responder a tu giro acelerador incluso regímenes muy bajos. Así, la “catalización Euro5” no parece haberle afectado y puedes ir estirando marchas, de forma que nunca notarás ni baches ni falta de empuje incluso en pilotaje moderadamente deportivo.

Con mucho frío sí que necesitaba un poco de tiempo para coger temperatura y funcionar “redondo”, pero nada más. Presionas el simple embrague por cable y la primera entra sin rechistar, tanto que a veces dudas si de verdad la has metido. Sueltas suavemente, y el motor casi te lleva deslizándote una suavidad absolutamente admirable y trabajo de ajuste de este motor con años de diseño, buen ejemplo de ese buen trabajo de electrónica que hablamos antes… Además, el embrague te proporciona una capacidad de dosificación de la tracción que, sin ser ni mucho menos agresiva ni poderosa en aceleraciones y recuperaciones, te permite roscar el acelerador mucho antes que con motos más agresivos por lo tanto , puedes llevar muy buenos ritmos en zona de curvas con una sensación y seguridad sorprendentes.  Y todo ello con una tranquilidad absoluta, desde luego es una moto con un muy bien rodar y libre de vibraciones, ruidos mecánicos y otros elementos molestos.
Lo mismo ocurre si se te aventuras en algún camino muy sencillo, qué es para lo que estaría pensada esta  STR con llantas de aleación equipada con Pirelli MT60 , ruedas con tacos anchos y cortos. Clásico neumático de trail muy asfáltica, que cumple en sencillas incursiones “off road”… Justo como debe ser una Scrambler.


Por otro lado, el motor también demuestra que los consumos declarados por Macbor en la ficha técnica (3,9 l a los 1000) tampoco están muy lejos de la realidad. Nosotros prácticamente no pasamos de los 5 litros de media (entre 4,6 y 5.4), en recorridos que incluían tramos realmente rápidos.
Los elementos empleados en la parte ciclo son de calidad, como la amortiguación qué es Kayaba. No es regulable (el amortiguador trasero, con bieletas, solo en precarga), pero su ajuste combina perfectamente suavidad con cierta firmeza para el uso que se presupone a una moto así. Además, el equipo de frenos Nissin no tienen un mordiente espectacular ni agresivo, pero si progresivo y efectivo, parándote dónde y cómo quieres, con latiguillos metálicos que ofrecen un buen tacto de maneta y no sufren hundimiento ni siquiera tras un uso intensivo.

Fantásticamente sencilla de pilotar, en carretera echas de menos ruedas sin tacos y una llanta delantera de 17, porque la de 18 no permite la direccionabilidad que tendría una pulgada menos. Sin embargo, en asfalto roto y algún camino cumplen perfectamente, lo que junto a la ligereza de toda la moto de 195 kilos ¡en orden de marcha! hace de esta Macbor una moto totalmente disfrutable.

¿Te gusta el turismo? Pues su motor puede con peso, y solo tendrás que endurecer el muelle trasero (tiene un tacto muy seco si lo aprietas a tope) si llevas alforjas o pasajero para rutear con bajos consumos, sin vibraciones y capaz de mantener buenos ritmos de mototurismo tranquilo sin sentirse “flojo” subiendo puertos, aunque lleves carga, con una velocidad máxima que rondaría los 180… si no ruedas en carreteras españolas, claro… que la Guardia Civil está siempre esperando. Mientras, en ciudad se muestra ligera (porque lo es) y manejable a pesar de la llanta delantera “grande” de 18 pulgadas. Además, estrecha de asiento, pero muy bien acolchado, hace de la Eight Mile STR una moto muy cómoda

¿Criticas? Desde luego, el compacto cuadro digital  ofrece poca información, apenas velocidad y kilometraje total y parcial, pero hay detalles que echas de menos en el día a día como autonomía entre otros, que se deberían añadir en próximas evoluciones.

PRUEBA MACBOR EIGHT MILE 500 STR: FINAL

Aquí tenemos uno de los mejores ejemplos de moto “buena, bonita y barata”. Motor indestructible, bajo consumo, diseño polivalente y agradable, y un precio rompedor inferior a muchos scooters que a fin de cuentas valen para muchos menos fines que esa Macbor Eight Mile 500 STR, y en ciudad sirve tan bien como ellos.

Una gran moto que promete ser un gran éxito de ventas al ser una moto con estilo de moto exclusiva, pero precio popular. Y muy bien hecha, ¿Qué más puedes pedir?

PRUEBA MACBOR EIGHT MILE 500 STR: LIKE-NO LIKE

Like: Relación calidad-precio imbatible. Diseño y motor agradable. Polivalencia.

No like: Potencia justa para el A2. Cuadro con poca información. Sin ayudas electrónicas.

FOTOS PRUEBA MACBOR EIGHT MILE 500 STR