Realmente, Triumph lo intentó desde principios de este siglo con modelos (estéticamente muy similares a la superventas de aquella época, Honda CBR 600) como la TT 600, que ya tenía una carga tecnológica muy importante siendo la primera super sport con inyección electrónica… Que no funcionaba nada bien, por cierto. Evolucionó a 650, pero su gran paso adelante fue el 2005 con la primera 675 tricilíndrica, que marcó un nuevo “subsegmento” entre las deportivas ligeras. Tras varias evoluciones, lo cierto es que hicieron desaparecer la gama “sport” británica para desasosiego de muchos aficionados, que encontraban en ella una moto ligera, bonita y con un empuje de motor increíble para su cilindrada.

En el 2019 si apareció una pequeña serie limitada con el motor 765, Triumph Daytona Moto2 765 Limited Edition, (de las que, por cierto, intenté hacerme con una, pero no llegué a tiempo) también tricilíndrico, casi como un homenaje a este motor que propulsa las Moto2 del mundial de velocidad.

Todos estos propulsores de tres cilindros sobrepasaban de sobra los 100 caballos, y entraban directamente la guerra con sus rivales japonesas buenas y radicales deportivas, diseñadas para dar lo mejor de si en circuito y en un uso deportivo. No obstante, los tiempos cambian, y desde hace pocos años se ha extendido entre los fabricantes el concepto de desarrollar y fabricar modelos denominados también super sport, pero con motores más tranquilos (menos potentes, concretamente), modelos más manejables y menos radicales a pesar de tener buenas calidades deportivas. Buenos ejemplos de ello son la Yamaha MT07, la fantástica Aprilia RS 660 o incluso la Suzuki GSX8.

Pues en este segmento de super sport “tranquilas”, que podríamos denominar de “nueva generación”, es donde entra la próxima Triumph Daytona 660. Emplearía el motor y parte ciclo de motos ya conocidas como la Trident y Tiger Sport 660, que ofrecen 81 CV, muy lejos de la carrera fraticida que dirigió la categoría en la época de modelos como Kawasaki ZX6, Suzuki GSXR, Yamaha R6, Honda CBR 600 o la propia Triumph Daytona, en que la lucha estaba en rondar los 120 caballos o más.

No en vano, este propulsor Triumph 660 ha sido previamente instalado en motos retro y trail asfálticas, nada radicales. Efectivamente, esta nueva generación busca emociones fuertes, pero menos críticas de pilotar y disfrutar. Por eso, y como las rivales que cito en el párrafo anterior, buscan una cierta polivalencia, de modo que tengan un excelente comportamiento sport, pero que también sirvan para la gran venta para el gran público. Por eso, tienen detalles como manillares elevados por encima de la tija, lo que consigue una ergonomía mucho más relajada y “usable” a diario. No obstante, cabe la duda de si este motor será potenciado (por ejemplo, a 90 caballos o algo similar) y la incorporación de ayudas electrónicas como cambio semiautomático bidireccional, varias regulaciones de intrusismo de ABS, control de tracción y otros, además de pinza y bomba radiales para mejorar la frenada.

El próximo día 9 de enero tendremos la respuesta con la presentación internacional. Ya veremos qué sorpresas nos dan desde Hinckley.