A principios de este siglo, Yamaha marcaba la referencia de cómo debía ser un scooter del siglo XXI: Rápido y estable como nunca se había visto… y ahí se mantiene con la última 560.

FOTOS: Mark Berdomas- ENFOQUEATRES

EQUIPACIÓN: Casco Origine . Seventy Degrees

Efectivamente, la Yamaha TMax se ha convertido en un símbolo en sí mismo. Desde el momento de su aparición, nadie podía asimilar que el comportamiento de un simple scooter fuera algo tan cercano al de una moto. Todo esto se debió a un trabajo de ingeniería admirable, eliminando la idea de cualquier scooter convencional que tenía el motor integrado en el basculante. Yamaha lo colocó integrado en un chasis que prácticamente era un doble viga tan habitual en las deportivas de la marca; es decir, como una moto. De esa forma, la transmisión final fue también muy similar al de una moto convencional (del motor a la rueda, con correa en este caso), evitando el problema habitual en cualquier scooter: el bamboleo continuo de un motor integrado en el basculante que, además de cargar todo el peso a un lado, tiene su propio movimiento interno (o sea, todos los mecanismos del propio motor), lo que trabaja todo en contra de la estabilidad.

Así, se marcó el nuevo listón por el que debían regirse todos los scooters sport o deportivos en carretera a partir de ese momento… Y digo en carretera porque en ciudad no dejaba de ser un mega scooter grande, largo y de unos 220 kilos de peso, pero rápidamente se convirtió en la “moto” que todos los que no podían tener una de marchas en casa, podían aparcar en su garaje alegando a sus padres o su pareja que “es como una Vespa pero grande para ir a trabajar todos los días”. Y, además, disfrutaban con ella en cualquier tipo de carretera los fines de semana.

No olvidemos que el nuevo motor era un poderoso bicilíndrico de 40 cv.con carburadores (corría, pero gastaba entre mucho y bastante) que era casi único en el segmento, junto con la Suzuki Burgman 650, aunque en este caso tenía un carácter mucho más turístico.

PRUEBA YAMAHA T-MAX 560 TECH MAX: TODO LUJO

Y aquí estamos, con la normativa Euro5 apretando todas las marcas por lo que Yamaha ha decidido incrementar aún más la cilindrada. La nueva versión ha subido a 560 cm³ incrementando el diámetro de los cilindros en 2 mm, y pasa ligeramente de los 47 cv, que además es el límite para poder ser usada por los nuevos usuarios de moto con el carnet A2. Una jugada perfecta, por otro lado.

Lógicamente, como nuevo modelo (y no simplemente actualización), la estética también se ve retocada. Ya se preocupan en Yamaha de no afectar a su imagen general, por lo que es perfectamente reconocible respecto a cualquiera de sus hermanas anteriores, pero sí que tiene algunos detalles diferentes como el frontal y toda la saga, con todos los pilotos con luces LED. Por otro lado, las tres versiones anteriores se han reducido a dos, que serían la básica y esta equipadísima TechMax de la que disfrutamos en esta prueba. Como sus hermanas anteriores, tiene un equipación electrónica admirable y difícilmente batible por cualquier scooter del mercado.

Para empezar, tiene dos modos de conducción, S de sport y T que podríamos denominar Touring, con mayor y menor respuesta al acelerador. No olvidemos el control de tracción TCS, altura de pantalla regulable eléctricamente y un cuadro digital en el que nos podemos informar de todo lo que necesitemos, desde kilometraje parcial hasta autonomía ¡Ah!, y con puños calefactables y velocidad de crucero incorporada. O sea, el arma urbana y rutera para todo el año. Por cierto, a este respecto hay que recordar que, como todos los scooters premium de Yamaha incorpora llave wireless (Smart Key, según la marca), en que en el lugar de la cerradura central tenemos un conmutador en el que están todas las funciones con solo girarlo… algo que está muy bien, pero que te cuesta al menos un día de uso para cogerle el “truco” a todas las posiciones y funciones. Eso sí, como siempre, no tener que sacar o guardar la llave para arrancar es toda una comodidad, sobre todo en invierno con las manos heladas o/y los gruesos guantes puestos.  En carretera, la pantalla regulable por botón es perfecta para desviar el aire de tu cuerpo, aunque según vas subiéndola la visión es peor porque comienza una ligera vibración por el empuje del viento.

Si quieres saber más detalles sobre sus características, puedes pinchar aquí y leer el reportaje previo que hicimos antes de su presentación.

Una de las consecuencias de toda la tecnología que puedes leer en este artículo, todo se ha suavizado, y eso que desde su nacimiento el motor “twin” de la Yamaha fue básicamente un ejemplo de suavidad y ausencia de vibraciones en el mundo de las motos con embrague centrífugo, por lo que su bicilíndrico fue el motor a seguir. Pero ahora los tiempos han avanzado, como la electrónica, y también los ajustes del motor que, a pesar de su incremento de cilindrada, parece no vibrar.

Por otro lado, elementos como una nueva correa de transmisión, hacen que cada milímetro de giro acelerador se transmita más rápidamente a la rueda trasera. De hecho, a veces sorprende que una transmisión con variador funcione tan efectivamente a la rueda trasera, además de que gracias al control de tracción parece que puedas acelerar en cualquier momento y con cualquier inclinación sin (casi) temor a perder agarre. Por cierto, esta T Max permite inclinaciones realmente increíbles sin llegar a rozar, y con unos cambios de dirección increíblemente rápidos y estables… algo que ha hecho desde su aparición. Lo que ocurre es que ahora las referencias (o sea, la competencia) es mucho más salvaje y numerosa que en estos años anteriores.

La sensación del más o menos ligero (o no tan ligero…) bamboleo que sientes en otros scooters de más cilindrada, aquí parecen brillar por su ausencia, entre otras cosas por la buena puesta a punto de la amortiguación que logra un equilibrio entre firme y cómodo realmente admirable.

Como “megascooter sport” de carretera no cabe duda de que es el mejor, y eso repercute en el precio, pero un scooter también tiene que comportarse y ser usable en ciudad. Así que, ¿cómo va la Yamaha TMax 560 2020 en un entorno urbano? Pues es más estrecha y ligera que antes, y si cabe con aún mejor respuesta (y por lo tanto control a baja velocidad) que antes. No obstante, a pesar de la baja altura de su asiento (800 mm.) sigue siendo muy ancha de asiento entre otras cosas por su chasis doble viga, por lo que obliga a abrir el arco de piernas cuando montas. Por ello, no es recomendable para l@s más bajit@s en ciudad y maniobras y maniobras a baja velocidad.

¿Y la capacidad de carga? Al tener el motor “dentro” del chasis, la TMax se caracterizó desde su aparición en tener un hueco bajo el asiento muy reducido en que apenas cabía un casco integral. Ahora se ha logrado aumentar un mínimo y cabrían dos tipo jet, por lo que aparte del casco cerrado podrás llevar objetos (muy) pequeños encajados a los lados. Aparte, incorpora un cajetín a la izquierda del escudo.

En cuanto a consumos, en nuestra prueba consumió entre 4,9 litros a ritmo mantenido, 5,4 en ciudad y puntas de 6,0 en zona de curvas con, digamos, mucha solicitud del acelerador.

PRUEBA YAMAHA T-MAX 560 TECH MAX: CONCLUSIÓN

Sin duda Yamaha no se deja comer el terreno por los aspirantes (Kymco AK, la nueva Forza 750, la SYM TL  500 cuya prueba puedes leer pinchando aquí, y que ya anuncia subir de cilindrada…) y refina el temperamento deportivo de la gran Max.

Personalmente, nunca he estado de acuerdo con los que dicen o consideran que va “exactamente o mejor que una moto”, aunque desde luego es lo mejor que puedes encontrar el mundo del scooter deportivo, y cuando le coges el truco a rodar y trazar curvas sin marchas es demoledor para cualquier rival directo. No me quiero imaginar si en una próxima generación tuviese cambio secuencial manual… ¡sería tremendo!

El mejor gran scooter deportivo cuesta 12.499 en su versión básica o 14.399 en la versión TechMax que has podido ver en esta prueba.

PRUEBA YAMAHA T-MAX 560 TECH MAX: LIKE-NO LIKE

LIKE: Motor. Comportamiento deportivo. Ayudas electrónicas.

NO LIKE: Capacidad de carga escasa. Anchura asiento. Precio algo elevado