Desde luego, a ninguna marca de pueden faltar modelos de acceso, y más sí es una marca tan exclusiva y especial como Harley Davidson. Por eso tenemos ahora la Nightster.

La Sportster estaba dando muestras de agotamiento desde hace ya muchísimos años. Un motor nacido básicamente en los años cuarenta, por mucha tecnología que le aplicases, no era fácil que fuese usable ni homologable en el siglo 21. Ese sabor especial, su retumbar y ese tacto de un motor refrigerado por aire y grandísimos pistones satisface a los más radicales y los amantes del auténtico sonido Harley Davidson, pero la competencia ha apretado mucho en los últimos años- Indian o Triumph, por ejemplo- y había que modernizarse, pero como siempre en Harley Davidson demostrándolo técnicamente, no estéticamente.

Por eso, la heredera real y directa de aquellas Sportster es esta Nightster 975, con un motor con base directamente heredada-aunque las cotas de motor no tengan absolutamente nada que ver una con la otra – del grandísimo y muy efectivo 1250 que ya hemos probado en la Panamérica y en la Harley Davidson Sportster S 1250. Para que te hagas una idea, el motor grande tiene un diámetro por carrera de 105 x 72, mientras que este denominado Revolution Max (igual que el motor 1250) 975T se reduce a 97×66.

Ya asistimos a su presentación estática disfrutando de una loca noche Harley en Milán, como puedes ver en el reportaje que editamos en su momento, por lo que me interesaba mucho (pero micho, mucho) poder probarla a fondo, ¡y aquí la tienes!

PRUEBA HARLEY DAVIDSON NIGHTSTER 975: ESTÉTICA Y TECNOLOGÍA

Lógicamente, la estética que ha marcado tantos años de la historia de Harley, y a tantísimos fanáticos de la marca, no podía abandonarse. Por eso, está Nightster recuerda claramente a las Sportster que conocíamos hasta ahora. Ya os hablé de ella en un previo cuando se anunció su fabricación

Y ahí os recordaba que no es la primera Harley Nightster, porque la primera se presentó allá por finales de la década pasada, como puedes ver en la prueba que realizamos en aquel momento pinchando aquí.

Con asiento bajo, monoplaza en nuestra unidad de pruebas, con un “2 en 1” saliendo por el lado derecho, y un color gris en nuestra unidad -aunque hubiera preferido el precioso rojo Harley, mucho más resultón y espectacular en fotos- logran una moto manejable, compacta y con una tecnología y un motor que se diferencian varios abismos respecto a las Sportster que conocíamos hasta ahora.

Comencemos por el motor Revolution Max 975T con toda la tecnología actual (electrónica, 8 válvulas, refrigeración líquida, etc.), que proporciona 90 CV a 7.500 rpm, por lo que es homologable para los usuarios del A2. Vamos, que se puede limitar a los 47 caballos o 35 kilovatios que puede disfrutar cualquier usuario con el carnet de moto «grande” recién sacado. Por otro lado, el motor tiene un sonido bastante más metálico que el impresionante retumbar de los Sportster clásicos, pero también tiene un toque de temperamento propio y, sobre todo, un tacto absolutamente impecable.

En condiciones frías sí que necesita un minuto para «coger temperatura» aunque en verano esto desde luego prácticamente no hacía falta. En ese momento, el suave embrague con unas manetas de tamaño natural y normal-nada que ver con las gigantes y muy anchas manetas clásicas de las de Milwaukee- hacen de ella una moto aún más dosificable y usable.

Tiene tres curvas de potencia que se reflejan en el cuadro con tres pequeños dibujos de lluvia (Rain), carretera (Road) y una gran S del modo Sport con la respuesta al acelerador más directa. Desde luego, el chasis hace que la diferencia con sus predecesoras sea totalmente abismal. Es una moto perfectamente dirigible en zona de curvas incluso muy reviradas, y con unas ruedas que no se han excedido en unas medidas desmesuradas como suele ser muy habitual en el mundo custom:19 pulgadas y 90 mm de ancho delante y 16 y 150 mm. detrás.

PRUEBA HARLEY DAVIDSON NIGHTSTER 975: BUEN CHASIS, RUEDAS LÓGICAS

Por eso, llama la atención el excelente tacto de toda la parte ciclo en lo que también entra la disposición del motor, en el que notas un centro de gravedad mucho más bajo aparte de un embrague perfectamente dosificable y que proporciona un tacto general de moto mucho más ligera, aunque realmente lo sea puesto que la Nightster declara unos 220 kilos mientras las Sportster estaban todas en el orden del cuarto de tonelada. Es decir, 250 kg.

El nuevo motor, que con las tres curvas de potencia también autorregula el intrusismo del ABS, el control de tracción y el freno motor-es decir, que son modos de conducción-también consigue que sea una moto más que disfrutable en prácticamente cualquier circunstancia. Los consumos es muy fácil mantenerlos en el orden de 5,5 litros, porque entre otras cosas y como buena custom, no es una moto que te incite a una conducción deportiva, aunque sí puedas hacerla muy dinámica. A este respecto como a las estriberas están bajas y rozan con relativa facilidad, aunque desde luego bastante menos que sus predecesoras. Por otro lado, nuestra unidad de pruebas tenía ya desmontados los avisadores, lo que te consigue uno pocos centímetros más de espacio libre.

La amortiguación se encarga a una horquilla Showa convencional de 41 mm. con dos amortiguadores tradicionales detrás con regulación de precarga. Cumplen bien su función, aunque al no tener asiento trasero no pudimos comprobar su sensibilidad al aumentar el peso detrás con pasajero. El freno delantero tiene un solo disco con pinza convencional, que también cumple aunque sin una especial brillantez. Desde luego otro disco no habría venido nada mal.

El depósito se encuentra debajo del asiento como las antiguas V-Rod, aunque en este caso el asiento si tiene cerradura, no como en aquellas primeras “cybercustom”. Al no alcanzar los 12 litros (11,7 reales), la verdad es que la autonomía se recorta bastante y pararás siempre bastante antes de los 200 kms. recorridos, pero su situación también ayuda a bajar el centro de gravedad y a mejorar el comportamiento de la moto. El bloqueo de la dirección se encuentra, como es “casi obligatorio» en el mundo custom y en la mayoría de las retro, en la pipa de la dirección y no directamente en la cerradura como en la mayoría de los modelos normales, aunque desde luego con una cerradura mucho más exacta y afinada en las antiguas Sportster.

El cuadro tiene buena información, pero sigue las líneas clásicas de Harley con un solo reloj central de 4 pulgadas de diámetro con el velocímetro sobre ella. En la pequeña pantalla digital inferior puedes ver los modos de conducción que puedes seleccionar por la piña izquierda o el control de tracción y los modos que los tienes en la derecha. En este caso, los retrovisores están anclados en la punta de los manillares, lo cual me parece una cierto estético y dinámico, porque se ve mucho mejor lo que ocurre detrás de ti, que es para lo que están… aunque aumenta su anchura para pasar entre coches en medio de un atasco,

Además, no estamos realmente ante una rutera-por cierto, para vuestra información en el asiento trasero cuesta 184 euros y las estriberas 362 euros, a lo que hay que sumar la instalación- sino ante una preciosa custom de acceso, ligera, baja, manejable y totalmente disfrutable y, por otro lado, con un muy buen punto de tecnología electrónica que hará aún mejor tu llegada al pintoresco y, digamos, subyugante mundo Harley Davidson.

Cuesta 16.250 euros ¿Mucho para iniciarse con una custom de prestigio? Eso debes decidirlo tú, pero te aseguro que es una mucho más que noble sucesora de las Sporster, desde luego.

PRUEBA HARLEY DAVIDSON NIGHTSTER 975: LIKE, NO LIKE

LIKE-diseño. Motor. Tecnología

NO LIKE- protección aerodinámica coma la distancia libre al suelo podría ser mejor.

FOTOS PRUEBA HARLEY DAVIDSON NIGHTSTER 975 2022