La Leyenda Continua y Pingüinos son las grandes concentraciones motoristas de este país, con permiso de Motauros que se celebra una semana más tarde. Asistimos a las dos primeras, siguiendo la tradición el segundo fin de semana de enero. Aquí os contamos como lo vivimos, como nos lo pasamos y, por supuesto, ¡el frío que pasamos!

La semana pasada pudiese leer aquí en MotorADN.com un largo reportaje donde hablábamos sobre el origen, la historia y el extraño presente de las tres grandes reuniones motoras de España, que no olvidemos que es uno de los países más puramente motoristas de Europa. Que una gran concentración invernal, de hecho LA gran concentración invernal europea, se haya dividido en tres básicamente por temas políticos, pone la capacidad política de este país en su justo punto… pero no nos desviemos del tema. Hablemos de mototurismo invernal.

Como decíamos, todo lo que quieras saber sobre el origen y la historia de Pingüinos, La Leyenda Continúa o Motauros, lo puedes leer en ese artículo, pero lo que realmente ocurrió en las dos primeras en su edición 2017 lo vivimos en primera persona lo vivimos así, y así os lo contamos.

La leyenda Continúa, andando el camino

Como ya sabrás si has leído nuestro artículo sobre las tres grandes concentraciones invernales, el organizador histórico de la clásica Pingüinos (Mariano Parellada y la gente del motoclub Turismoto) consideraron que el camino que estaba llevando la nueva organización no era, ni mucho menos, lo que ellos buscaban para una concentración de motos y decidieron organizar la suya propia. Esta fue La Leyenda Continua, y el sitio elegido el pueblo segoviano de Cantalejo en este 2017 celebraba ya su segunda edición.

El año pasado logró reunir sin apenas tiempo y capacidad de reacción casi 3.000 participantes, lo que no está nada mal. Este año, con más tranquilidad, se ha llegado a los 7000. Las instalaciones donde se celebra la concentración son excelentes, un gran bosque con servicios como duchas, vestuarios, etcétera y, lo que es más importante, con una gran zona de árboles donde poder acampar y resguardarte de las heladas nocturnas que este año fueron realmente duras.

Por otro lado, los servicios que ofrece Cantalejo son buenos a nivel de hoteles (por cierto, no había una habitación libre), restaurantes y todo lo demás es también muy correcto. También hay que tener en cuenta que es lógico que todo el pueblo y prácticamente toda la provincia de Segovia se vuelquen en un evento espectacular, divertido y rentable como es una concentración de motos, y pueblos cercanos como Sepúlveda apoyen de forma definitiva la concentración. Esto ofrece la posibilidad de organizar en ellos eventos como la exhibición de StuntRiding de nuestro amigo Emilio Zamora, y de paso montar buenas rutas para acercarte a verlos.

Desde el punto de vista de un motorista que asista a disfrutar de la concentración, 7.000 participantes declarados logran una combinación casi perfecta entre cantidad de gente con libertad de movimientos y falta de agobios. En todos los sitios encuentras motoristas divirtiéndose, pero no tienes ningún problema para poder acampar, pedir un caldo, un café caliente, una cerveza o comer. Desde luego, también tuvo puntos mejorables como toda concentración novel, como gente que necesitaba más leña e incluso detalles para la prensa, pero la conclusión es que estamos ante lo que ahora mismo es una reunión bien organizada por motoristas y para motoristas. Ya veremos cómo reacciona la realización cuando la cantidad de inscritos se vaya incrementando porque estoy seguro que lo hará, pero de momento con 7.000 participantes declarados (los organizadores están acostumbrados a lidiar con más de 25.000, con lo cual tampoco parece tanto) todo parece ir sobre ruedas.

Realmente, ahora mismo es la concentración invernal casi perfecta para aquellos que de verdad le gustan las motos en cualquier época del año por mucho frío que haga… Porque, eso sí, frío sí que hizo. Mucho frío, que por eso se celebra a principios de enero y en medio de la estepa castellana.

Fotos Pingüinos y La Leyenda Continua 2017

Pingüinos, ¿concentración de motos o fiesta de pueblo?

El potencial de Valladolid para congregar eventos de moto tan particulares como la gran concentración invernal que fue Pingüinos es indiscutible, y se ha demostrado a lo largo de las últimas décadas. Los vallisoletanos colaboran porque la sienten como suya y quieren defenderla, y este es sin duda uno de los grandes soportes con los que cuenta la nueva generación de la concentración Pingüinos.

No obstante, como motorista y periodista, cuando te acercas a Pingüinos 2017 te invadía la extraña impresión (igual que en la Fiesta de la Moto 2016, cuando los nuevos organizadores no podían aún disponer de la marca Pingüinos por cuestiones legales) de no saber si estabas en una concentración motorista con una gran fiesta o festival en la que, además, iba gente en moto. Algo así como si te acercas a la feria de Sevilla y te encuentras con todos los aficionados que diariamente circulan por sus calles sumados a turistas que se acercan con su moto disfrutar de la famosa feria sevillana.

Es el  problema del actual camino de la concentración motorista Pingüinos, que concentración sí es… pero lo de motorista yo no tengo tan claro. El ayuntamiento ya apoyó el año pasado el evento con más de medio millón de euros, y este año se ha incrementado buscando subir la cifra de participantes como fuera. Así, se han declarado unos espectaculares 22.536 y unos desfiles motoristas  multitudinarios, pero de esos más de 22.000 ¿cuantos eran asistentes a la zona de acampada que se había habilitado prácticamente como una zona de feria con conciertos y chiringuitos de comida y copas? Todo el que se acercaba se consideraba automáticamente participante, aunque fuera una pareja de gente mayor con sus hijos y nietos a pasar la tarde.

Además, el gran problema por la que los organizadores históricos que ahora organizan la reunión de  Cantalejo se negaron a organizar Pingüinos, continúa. La zona cedida por el ayuntamiento (tuvieron que abandonar el bosque donde se realizaba hasta el 2014 básicamente a por la presión burocrática de un ecologista, pero eso es otra historia) no la veían con las condiciones necesarias para albergar una reunión motociclista con seguridad. Efectivamente, aunque es cierto que se han hecho modificaciones, no deja de ser un solar con muy pocos árboles donde guarecerse de las heladas, la lluvia o la nieve, o ni siquiera de poder circular por la superficie de arena sin problemas de hundirte en barro.

Todo esto hace que como fiesta de ayuntamiento sea un buen evento, pero desde luego que no lo sea si la consideramos una concentración de motos. Una cosa es reunir mototuristas en una gran concentración, y otra que aficionados cercanos a una capital de Castilla León (en Valladolid provincia hay un parque motorista de aproximadamente 35.000 usuarios) se acerquen a pasar la mañana y a unirse a la ruta de las banderas por la ciudad.

No obstante, el poder mediático de Pingüinos es fortísimo y debería  seguir usándose para potenciar la imagen de la moto en Valladolid, en España y en todo el mundo. El problema es que se haga bien o termine degenerando en una fiesta regional a la que además va gente en moto, y no se potencie lo que debe ser: una gran concentración motorista que se convierte en una fiesta por su capacidad de convocatoria.